El hombre [o la mujer] humilde no siente celos ni envidia. Puede alabar a Dios cuando otros son favorecidos obendecidos por El. Puede tolerar oir elogios para los demas mientas a el o ella se le ignora, porque ha recibido el espiritu de Jesus, que no se agrado a si mismo, y que no busco su propia honra. [Zuck, Libro de citas del orador]
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